Tabacalera Valencia

04 Aug Tabacalera Valencia

La estratégica situación del edificio en la ciudad y el hecho de que se considere su fachada como elemento autónomo, superpuesto al interior previamente proyectado, nos lleva a plantear el concurso como un ejercicio fundamentalmente compositivo. La fachada se entiende de esta manera no como mera consecuencia de del uso interior del edificio, sino como un objeto que viste al edificio y sirve de interfaz con el entorno. La fachada es por tanto responsable de su identidad, y en última instancia de la ciudad dada la situación que ocupa. En el caso de los edificios de viviendas, que son la mayor parte de los que componen las ciudades y por tanto responsables de su identidad, se ha pasado de la meticulosa composición de finales de siglo XIX y principios del XX a la aceptación por parte del funcionalismo moderno de un orden de ventanas impuesto por cuestiones interiores prácticas y por tanto monótono e invariable edificio tras edificio.

El postmodernismo supuso la vuelta a la composición en términos clásicos y tras el postmodernismo, pocos han sido los arquitectos que se han planteado seriamente la cuestión de la vivienda, y menos aún la cuestión de la fachada como elemento autónomo. Más allá de consideraciones meramente formales o de disposición, optamos por un sistema que da respuesta simultáneamente a cuestiones de uso, morfología, contexto y medioambientales. De esta manera, creamos un complejo orden a base de elementos simples capaces de responder a las condiciones de partida de manera óptima, al tiempo que se consigue dotar al edificio de una singular imagen urbana que permite varias lecturas simultáneas.

Entendemos “composición” como “de_composición”, consideramos que los temas clásicos de proporción, escala, estructura, orden, órdenes… son temas superados por la arquitectura contemporánea más cercana a la abstracción, lo genérico, y el objeto autónomo. Partimos de la fachada del edificio existente “Fábrica de tabacos”. Pensamos, como ya hiciera Rossi en su “Architettura della cittá” que la memoria es uno de los mayores hechos identificativos de la ciudad, por lo que el edificio de la “Fábrica de tabacos” no debería ser ignorado a la hora de sustituirlo por uno nuevo -como ocurre en la actual propuesta.

De este modo tenemos en cuenta su estricta y rígida composición en dos órdenes: uno mayor de parasoles de hormigón, y uno menor de huecos insertados sobre el anterior. El proyecto trata de de_componer dicha estructura. El resultado es una de_composición gradual desde la calle General Navarro Sangrán hacia la plaza de América. En la situación inicial el edificio se encuentra en contacto estrecho con otros edificios que le dan escala, tanto los que se enfrentan a él al otro lado de la calle, como los que están en en contacto a través de medianeras.

En este caso el edificio se adapta al entorno haciendo uso de grandes huecos regulares e individuales para cada estancia interior. En la situación opuesta, la plaza de América, la lejanía de los demás edificios que en ella confluyen nos permite jugar con la escala. La imagen del frente del Paseo de la Ciudadela ejemplifica esta doble y paradójica condición de la fachada. Los huecos se multiplican de tal manera que su reducción de tamaño implica confusión en cuanto a la escala. El edificio se concibe como un objeto abstracto, en el que su tamaño no se percibe con claridad.

Construcción

En cuanto a la construcción proponemos una fachada de hormigón blanco in situ. El hormigón no estructural será solo acabado, de un espesor de 8 cm, con un mallazo de acero mínimo. Los huecos se realizarán también in situ mediante el uso de piezas de porexpan colocadas antes del hormigonado, y retiradas después del fraguado dejando el negativo como hueco. Posteriormente se añaden los parasoles de hormigón prefabricados y las carpinterías de aluminio y sus vidrios. El número de huecos diferentes se reduce a 6 por lo que el proceso de prefabricación de parasoles, carpinterías y vidrios se ve favorecido claramente en cuestiones de economía, plazos y presupuesto.

Una fachada sensible Las técnicas de programación parecen ser las más apropiadas a la hora de abordar problemas complejos y con numerosas variables. Por esta razón decidimos diseñar la fachada usando métodos computacionales y escribir una serie de algoritmos que permiten la óptima combinación de todos ellos y libertad compositiva. Así pues, garantizamos no sólo un soleamiento equilibrado en toda la fachada -capaz de distinguir la orientación y la inclinación del sol, sino también la respuesta a otras condiciones de contorno, tales como vistas y presencia de edificios. La fachada ha sido programada para que haya sólo 6 tamaños distintos de huecos, que son aplicados a toda su extensión. Las embocaduras responden a ángulos de visión y de inclinación solar. El número de huecos y superficie por habitación garantiza en todos los casos la misma relación entre hueco y paramento para todas ellas.